El hogar de los valientes

09 noviembre 2016


Trump no ha ganado, es la deriva lógica del sistema. En marzo muchas voces advertían de que si no se planteaba una alternativa clara, el resultado sería poner a un hombre machista, xenófobo y racista al frente de la nación más poderosa del mundo. Y la decisión del Partido Demócrata fue proponer una alternativa estética, confiar en el votante de "el mal menor" haciendo imposible evitar el Trumpazo.

El multimillonario entendió que mezclar dolor, miedo y deseo ("Hagamos América grande de nuevo") con una campaña de desconfianza hacia la belicista Clinton tendría el viento a favor. La primera en felicitarle: Marine Le Pen, con la esperanza de que la deriva Brexit-Colombia-Trump siga con lo que su padre tuiteaba: "Aujourd’hui, les États-Unis, demain la France. Bravo!".

Pero no ha sido tanto éxito de Trump como fruto de la incapacidad del Partido Demócrata, de su cúpula, para leer esos vientos de cambio lo que ha hecho presidente al primero. Un partido que se dedicó a impedir la entrada de nuevas ideas como las que los jóvenes reclamaban ocupando Wall Street. No sólo ha dejado de ser una opción para su electorado tradicional, sino que se mantuvo impasible impulsando acuerdos de libre comercio que desprotegían los derechos de sus trabajadores mientras veía caer la afiliación sindical del 22% al 12% con Clinton. El voto popular les ha abandonado porque les abandonaron primero. ¿La historia nos suena?.

El hogar de los valientes se ha llenado de escepticismo al sistema que defendía Clinton, y ha sido ayudado por la idea de apostar reiteradamente por "la opción menos mala", dirigiéndolo a un futuro cada vez más oscuro hasta alcanzar el colapso. Construir una alternativa real en lo social, en el consumo, en la información, en nuestras relaciones con la vida y el planeta y, por coherencia, en lo político, es la única barrera efectiva contra la ola que se avecina. No quedan más avisos por dar.

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