Ayer tuvimos asamblea en EQUO para debatir sobre lo que pensábamos a cerca de la convocatoria de huelga del 29 de marzo. Una buena reflexión conjunta en la que pensar y mojarse. Para mi han quedado claras algunas cosas:
- Esta reforma no es aislada, responde a una deriva a la que el PSOE ha contribuido generosamente (no sería posible sin la reforma laboral que hicieron y la reforma constitucional con la que colaboraron).
- Los sindicatos UGT y CCOO no la han frenado, su postura ha consistido en acudir al mal menor en la negociación de derechos, poniéndose una venda cuando esta deriva la dirigía el PSOE.
- Con todo ello, siguen siendo los dos sindicatos los únicos capaces de convocar una huelga legal, así que apoyaremos la huelga general. Pero no nos podemos quedar ahí.
Una de las ideas sobre la que hemos girado era la de no secundar y dejar que se hundiera un sistema, el de los sindicatos, que no nos gusta (habíamos tenido el mismo debate al hablar del sistema de partidos, del sistema económico o del cambio climático), o actuar y mancharnos en su imperfección para tratar de parar esta reforma, que bebe del mismo concepto de "mercado de trabajo" con el que trabajan tanto empresarios como sindicatos y que es necesario cambiar. De ahí, a una de las ideas fundamentales del decrecimiento: la reconceptualización, de la política impermeable y limitada a las instituciones, de los sindicatos anquilosados en su mecanismo, de lo que entendemos por huelga no como unas vacaciones no pagadas, sino como un acto de reflexión y protesta. Quizás es un buen punto al que hemos llegado. La huelga no sólo debe ser un día, ¿por qué no una huelga indefinida?, no sólo debe ser dejar de trabajar, ¿por qué no encierros?. Aprovechemos los medios que el sistema pone a nuestra disposición, pero no nos limitemos a ellos.
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