Hay pocas cosas ciertas, o por lo menos, casi irrefutables. Una de ellas es que siempre la vida florece alrededor de los árboles. Otra, que los árboles no viven sin agua. [...] La defensa del planeta, por todos los medios posibles, no es sólo una cuestión de autodefensa, sino que también de supervivencia.
La autopreservación de la especie humana ha llevado al dominio de la naturaleza. Pero este mismo dominio atenta contra cualquier autopreservación. Esto es un círculo vicioso que tarde o temprano deberá ser roto. De otro modo, el único derrotero será la destrucción total. Su ruptura es mental y material. Tiene que ver con los modos de percibir la realidad y también de interactuar en ella.
Extracto de "El jardín de las peculiaridades", de J. Sepúlveda, a vuelta de las relaciones de dominio, incluso de dominio de uno mismo (no precisamente una reflexión nueva, véase sobervia)
En la búsqueda, revisando mi epistemología y cómo reaprender a ver el mundo.
Breve e informáticamente: "reseteando".
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