Un minuto menos

12 enero 2012

Leer esta entrada te llevará un minuto, el tiempo que ayer se adelantó al Reloj del Juicio Final, ese con el que la comunidad científica avisa del final del cuento de la cenicienta a la Humanidad.
Progresión del Doomsday Clock 1947-2012
Muy popular en la cultura pop por la guerra fría y la amenaza nuclear, el Doomsday Clock [en.W] tiene su origen en el boletín que publica el grupo de físicos atómicos de la Universidad de Chicago y en la idea de su diseñadora de transmitir urgencia. Desde entonces ha variado teniendo en cuenta principalmente la evolución armamentística, pero desde 2007 se incluyó el Cambio Climático como una creativa nueva forma de nuestra especie de avanzar hacia su autoextinción. Algunas partes aseguran que mucho más probable que la nuclear.
Viñeta del primer número de Watchmen. ©Moore/Gibbons
El titular del periódico podría ser el de hoy.
En 2010, y en previsión de los esfuerzos globales frente al desastre climático  y el desarme apoyados por las Naciones Unidas, el reloj se retrasó 1 minuto. Ayer, vistos los resultados, se lo pensó mejor.

Es cierto que la urgencia puede generar miedo, que nunca es bueno para tomar decisiones, pero también ayuda a plantear la magnitud del asunto cuando está fuera de lo imaginable. Y la extinción de una especie, sobre todo si es la tuya, lo es. 

Quizás el gran problema sea la falta de percepción de urgencia para tomar en consideración los cambios lentos aunque irreversibles. Por desgracia, lo cierto es que la Humanidad ha aprendido a dividir el átomo antes que a unirse a sí misma y a actuar sobre el clima antes que sobre sí misma, y quizás lo único que pueda darnos esperanza sea retomar la conciencia de especie y empezar a actuar. 
En el siguiente minuto que tienes por delante, por ejemplo.

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