Reciclaje horario. De los cambios de hora y los ciclos circadianos

26 marzo 2012


¿Qué tal?, ¿más cansancio?, ¿se nota el cambio de hora?. ¿Y si lo de ajustar el reloj no sirve de nada?, es más, ¿y si nos perjudica?.

Puedes encontrar muchas referencias donde te explican por qué se hace este cambio, pero este gráfico en particular es bien claro: Amazings.com |  Sobre el cambio de hora de hoy
W. Willett, que propuso la idea
porque quería pasear en caballo
(sic). Dominio Público
Tal y como explica, la lógica de sumar y restar horas se basa en acercar la jornada laboral (de mañanas) al amanecer. Algunos fallos de bulto de esto son que el gasto en luz que en teoría se ahorran las oficinas se traslada al hogar (por la tarde), además de estar hablando de un ahorro menor del 0,5% según Red Eléctrica (las actividades de mayor consumo eléctrico no dependen de las horas de luz). Todo ello, consecuencia de estar en activo (y trabajando más de la mitad) un número fijo de horas mientras el número de horas de luz cambia gradualmente durante el año. Aquí topamos con el problema: mientras nuestros bioritmos diarios siguen usando el Sol como referencia -un sistema progresivo, sin desfases ni saltos-, es el dictado del reloj quien rige la jornada laboral, un bloque inamovible al que hay que ajustar el día (ojo, y no al revés). Párate un momento y piensa los conceptos que nos hacen creer cierta esa última frase.

Cartel de un baturro avisando del
cambio de hora en EE.UU. (2001)
de Dominio Público
¿Y cuáles son las consecuencias?, pues la fundamental es que según los últimos estudios la reducción de horas aumenta los infartos en un 10% y los reduce en otro 10% cuando aumenta el descanso*. Podría concluirse que "lo comido por lo servido", pero el hecho es que dejaríamos de lado que son personas, y es fácil inferir que sin esas patadas a la hora y a los bioritmos segurmante viviríamos más, y seguro mejor. Además, si hemos de actuar éticamente, nos sería obligado liminar en lo posible las causas evitables de muerte, haciendo desaparecer los cambios de hora.

Si vamos a la propuesta original, por cierto más motivada por fines lúdicos que laborales, W. Willett proponía ajustes periódicos de 20 minutos, sin embargo el factor que determinó su adopción parece que fue la 1ª crisis del petróleo de 1974, y es fácil intuir que no tanto por el ahorro energético o los ciclos vitales sino por el control de precios.

Viñeta de Astérix en la India, pág 27
via Hortus Hesperidum
©2003-2012 - Albert-René/Goscinny-Uderzo
La respuesta histórica a este conflicto es curiosa y bastante más creativa que los saltos hacia adelante y atrás que usamos hoy: Las culturas antiguas (Egipto, Mesopotamia o Roma) tenían como referencia horas flexibles durante el año: dividían el tiempo de luz diario en horas de igual duración mediante relojes de Sol (en el Pirineo se usaban mucho los relojes de pastor) y de agua, medante escalas dependientes del día del año. Así, existieron las horas itálicas, las horas babilónicas o las horas temporarias entre otras.

¿Qué ventajas tendría una hora flexible sobre el sistema actual (el Daylight Saving Time)?:
  • No habría cambios bruscos, sería progresivo durante todo el año.
  • La economía, en su conjunto, se ajustaría a los límites humanos, y no al revés.
  • En invierno la jornada laboral se reduciría. Tiene lógica si pensamos en sociedades agrícolas tradicionales donde la tierra da menos alimento y hay menos trabajo, pero también en sociedades postindustriales en las que coincidiendo con esto también debería de haber menos consumo**.
  • En verano se trabajaría más tiempo (pero las mismas horas), sin embargo es entonces cuando biológicamente somos capaces de hacerlo. Además, según la misma lógica de adecuar los ciclos naturales a los nuestros, en las comunidades cercanas al ecuador también tendríamos que recuperar prácticas como descansar durante las horas de Sol más intenso.
A escala local la idea parece buena y técnicamente viable. La pregunta en todo caso sería: ¿podría ser un sistema global de horas flexibles?. Hablamos de satélites, de sistemas de comunicación... Una solución fácil sería seguir usando los sistemas atómicos de medición del tiempo de la hora global*** para esos usos concretos mientras aplicamos horas flexibles para las actividades 'a escala humana', e intuitivamente sería más sencillo de entender que por qué una coruñesa y una holmiense (de Estocolmo) comparten la misma hora.

Más: Documental de la BBC sobre las zonas horarias.
Instauración del GMT+1 en España (V. Soriano): 16 de marzo de 1940.

  * Las conclusiones del estudio en la web de la universidad.
 ** Una jornada laboral fija implica también una producción fija, lo que exige un consumo fijo para absorberla.  Esta propuesta tiene que ver con la reducción de la jornada laboral del informe 21 horas. Una semana laboral más corta para prosperar en el siglo XXI. 2012, 120p. Ed. Icaria. [El informe en PDF en ecopolítica]
*** El Bureau International d'es Poids et Mesures reúne las definiciones de segundos de los seis relojes atómicos estándar (uno inglés, dos de Francia, uno en Estados Unidos, otro en Alemania y uno en Japón) para "decirle la hora al Planeta".

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