[ThePila] Ensayo sobre la ceguera y la lucidez

17 febrero 2011

Siguiendo con la pila, hoy escribo sobre Ensayo sobre la ceguera y Ensayo sobre la lucidez, ambos de José Saramago, y que en realidad son uno la continuación del otro por ese orden (aunque el autor en una entrevista señaló que no fue intencionado). En mi caso, eso sí, los leí al revés. No voy al resumen sino al meollo, así que quien quiera leerlos avisad@ queda.

AVISO SPOILER AVISO SPOILER AVISO SPOILER

En ambos el estilo de narración llama la atención, y ciertos detalles (uso de refranes, alocuciones, objetos, referencias al que escribe...) coinciden. En el caso del primero las escenas muestran lo más oscuro, escatológico y patético del ser humano, en el segundo inciden en lo absurdo, inhumano y estúpido de la sociedad. ¿Sinónimos?, no, la perspectiva es radicalmente diferente: En el caso de una ceguera blanca que se extiende por todo el país, el miedo viene de los mismos ciegos (de lo que son capaces, de procurar no perder su humanidad, de sobrevivir) y sobre él giran sus motivaciones; en el segundo, donde el voto en blanco en unas elecciones alcanza el 83% y el gobierno se retira, el análisis de los protagonistas es lejano, circunstancial y externo, incluso maquiavélico, (las masas, la conspiración, las estructuras de partidos y poder, el sentido del deber y la responsabilidad, la asunción de roles de los engranajes sociales y la desafección de y hacia los políticos). 
El segundo es también una extrapolación, firmemente politizada por un libertario, de una de mis ideas preferidas: que un cambio verdaderamente social requiere antes de una introspección individual. Ver la miseria personal quizás sea el camino más corto para reconocer lo mucho que nos parecemos y nos necesitamos, y hacer posible un cambio social sin líderes ni mártires de la revolución sino consciente (lúcido).

También los protagonistas principales llevan consigo circunstancias paralelas: ser más conscientes de la situación que sus semejantes (ciegos en un caso, gobierno/policía en el otro), no entender por qué ("¿Quién ha firmado este pacto por mí?") y preguntarse si esta condición es un don o un castigo, asumiendo de todas formas su responsabilidad. Mientras que en una se trata las consecuencias de la pérdida de valores, en la segunda se reflexiona sobre si los usos y formas pueden ahogar o contradecir el sentido de estos (la democracia, el sentido de clase o la diferencia real entre los partidos -pdd, pdi y pdm-, como se nota cuando los héroes -alcalde y comisario- son confesos del pdd, partido de derechas, y el pdi pinta poco en un despertar cívico en esa búsqueda de llenar de sentido).

Sobre esto, ambas historias juegan con la semántica de las cegueras tanto individuales (personas que prefieren no ver a sus semejantes) como sociales (representantes que ven su reflejo conspirando tras las acciones ciudadanas) y que en ambos casos buscan la lucidez en la solidaridad y la autoorganización.
En definitiva reflexiones sobre qué nos hace humanos en sociedades humanas, lo que no, y hacia dónde vamos con cada opción.

Un par de libros para quien le interesen estas cosas de las personas y la sociedad, y que aunque acaben con asesinato político de los protagonistas, al menos consiguen hacer pensar al lector, que es quien vota en las elecciones.

3 comentarios:

Espartaco dijo...

Ambos me gustaron cuando los leí, quizá más el Ensayo sobre la lucidez.

En alguna ocasión he reflexionado sobre el mismo y he planteado que hasta Saramago es más bondadoso con el poder en la ficción que en la realidad porque cuando la realidad se acerca a su propuesta, la abstención es mayor que la participación, por ejemplo en Colombia o en Grecia, nadie cuestiona el resultado electoral, no hay tal castigo ni deslegitimación del gobierno. Quizá el ejemplo más paradigmático sean los USA donde votan menos del 40% de la población.

Anónimo dijo...

Ensayo sobre la ceguera no me parece gran cosa. Al fin y al cabo no hay mas que leer sobre Ruanda para ver en directo todos los puntos que el autor describe en el libro.
A veces los intelectuales disfrutan describiendo en ficcion lo que para los demas existe en la realidad. No creo que tenga gran merito.
Aparte del hecho de que es un autentico truno de leer...un estilo pesado y sin puntuacion...
No he leido el otro pero suena mas interesante. Me has convencido para que le de otra oportunidad a este autor.

Jorge Luis dijo...

Espartaco, cada sitio tiene sus peculiaridades. Sólo hay que ver el voto verde, cómo supera al socialdemócrata en Alemania o Francia mientras que en España no acaba de despegar. Cada casa tiene su historia.
Anónimo, a mi su estilo me resultó curioso. Lo dejo ahí. Es verdad que al principio cuesta hacerse, pero luego pasan fácil. Eso, o yo que soy tozudo :)

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