Olimpismo y otras majaderías

15 enero 2010

Hoy, en el Independiente, la columna de Trasobares habla sobre olimpismo y boina prieta. Que aproveche, que está bueno.

Lo de disputarle a Barcelona la organización de los Juegos Olímpicos de invierno del 2022 nos ha de sumergir en otra faceta esperpéntica de la pugna con Cataluña. Por si no teníamos bastante con la lengua vernácula de la Franja oriental y con los bienes eclesiásticos sustraídos de allí por el obispado ilerdense, ahora nos vamos a enredar con el olimpismo. A ver quién puede más. Y a gastar con alegría la pasta del común, oigan, que debe sobrar. Aragón ya ha fundido un buen paquete de millones en sucesivas candidaturas que quedaron en nada. Suma y sigue. Además, si ahora están en el ajo los vecinos del Este intentando quitarnos el juguete, el asunto tiene que ver con el honor patrio. Casi nada.

¿Interesa tanto hacer una Olimpiada invernal? Según se mire. Hay países como Suiza que han decidido pasar del tema. Pero es que los suizos son muy suyos haciendo cuentas, mientras que aquí somos infinitamente más generosos (con el dinero de todos).

Vean, si no, a nuestro vicepresidente Biel, tan ocurrente y dicharachero siempre. El otro día se enteró de que los dos aeropuertos aragoneses (Zaragoza y Huesca) acumulan doscientos millones en pérdidas y de inmediato pidió su transferencia a la DGA. Le brillaban los ojos al prócer ante la posibilidad de sumar esas dos joyas a su colección de iniciativas institucionales seriamente deficitarias. Doscientos millones en números rojos antes de empezar a meter la mano es un bocado demasiado tentador. Si sumamos tal bicoca a los otros negocios públicos ya en marcha (desde Aragón TV a Aramón, pasando por Motorland, el aeródromo de Caudé, el futuro campo de fútbol de Zaragoza y otras maravillas) podemos asegurarnos un agujero antológico. Los aeropuertos, los Juegos Olímpicos (¡se van a enterar esos catalanes!), cualquier sucedáneo de la Fórmula 1... todo vale. Lo malo es que aquellos listos de ILD, los de Gran Scala, se están rajando, los muy gallinas. ¡Con las posibilidades que ofrecía el proyecto a la hora de enterrar euros sin conocimiento!

1 comentario:

Espartaco dijo...

Es un artículo fetén

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